
La duda siempre nos
pone de mal humor, sea de algo o de alguien, en este caso a mi me pone de mal humor no
saber lo que piensa un chico que me gusta.
Desde el primer
momento en que lo vi, me llamó mucho la atención, y es que por más que uno se
esfuerce es inevitable voltear a ver ese hermoso trasero, esa piel bronceadita
y esa carita de niño bueno; pero en fin.
Hace algunos meses lo
vi por primera vez, trabaja en el mismo lugar que yo, y bien recuerdo que si me
llamó más la atención fue porque en varias ocasiones me percaté de sus miradas
hacia mí, al principio intenté mostrarme de una manera amable: sonriendo, saludándole,
esto con el fin de acercarme a él; pero me di cuenta que me era indiferente así
que como no lo iba volver a ver no le tomé mucha importancia.
Un mes de trabajo
después, me asignaron lugar fijo ubicado en el mismo edificio que él, pero como
yo ya no le daba importancia, el volver a verlo no me causó mucha ilusión.
Un día entré al baño
a hacer mis necesidades, cuando terminé salí y él estaba ahí orinando, ambos nos quedamos viendo fijamente a los ojos, lo que me cae mal de mí es que no soy tan atrevido, vivo con el maldito miedo
de estropearlo todo o de que me equivoque al pensar que otros buscan lo mismo
que yo, así que por ése miedo y nerviosismo me salí lo más rápido que pude (pero
sí me lavé las manos).
Me detengo porque
realmente no sé qué es lo que él busca o cuáles son sus gustos, tal vez por un
momento tiene la fantasía de experimentar con un hombre, porque sí se nota que
el chavo también quiere, pero en variadas ocasiones lo he escuchado hablar de mujeres con sus amigos ¿ustedes creen que lo haga para que sus amigos lo acepten o no duden de sus preferencias?
A veces se
porta amable o intenta hablar, pero a veces es demasiado serio que mejor me
evito la pena de que me responda de mala manera y ni lo llego a saludar, ó a veces se me queda
viendo y a veces ni siquiera voltea a verme. Por ése mismo miedo
no me atrevo a sincerarme con él, y por el coraje de no saber que piensa cuando me dirige la palabra hago como si no me importara para no mostrarme muy
interesado.
¡Qué gran dilema no
atreverse ninguno de los dos puñetas! podrán decir, pero cuando aún no te
sientes preparado para hacerlo el temor a equivocarte es grande, no somos
felices, no hacemos lo que queremos, no satisfacemos esa necesidad y si lo
hacemos es a escondidas, y la culpa no es nuestra, sino de la sociedad cerrada
en la que vivimos, que nos ha inculcado desde niños que el amor entre parejas
del mismo sexo no es aceptable y se condena.

¿Tú qué opinas?
Comparte tu comentario, todos son
bienvenidos.
Y si no saldrás del
armario, ¡cierra la puerta por favor! :3
No hay comentarios.:
Publicar un comentario