miércoles, 15 de octubre de 2014

Mi Príncipe CAPUCCINO está frío.


Pensando
La duda siempre nos pone de mal humor, sea de algo o de alguien,  en este caso a mi me pone de mal humor no saber lo que piensa un chico que me gusta.

Desde el primer momento en que lo vi, me llamó mucho la atención, y es que por más que uno se esfuerce es inevitable voltear a ver ese hermoso trasero, esa piel bronceadita y esa carita de niño bueno; pero en fin.

Hace algunos meses lo vi por primera vez, trabaja en el mismo lugar que yo, y bien recuerdo que si me llamó más la atención fue porque en varias ocasiones me percaté de sus miradas hacia mí, al principio intenté mostrarme de una manera amable: sonriendo, saludándole, esto con el fin de acercarme a él; pero me di cuenta que me era indiferente así que como no lo iba volver a ver no le tomé mucha importancia.

Un mes de trabajo después, me asignaron lugar fijo ubicado en el mismo edificio que él, pero como yo ya no le daba importancia, el volver a verlo no me causó mucha ilusión.
Bathroom
Un día entré al baño a hacer mis necesidades, cuando terminé salí y él estaba ahí orinando, ambos nos quedamos viendo fijamente a los ojos, lo que me cae mal de mí es que no soy tan atrevido, vivo con el maldito miedo de estropearlo todo o de que me equivoque al pensar que otros buscan lo mismo que yo, así que por ése miedo y nerviosismo me salí lo más rápido que pude (pero sí me lavé las manos). 


Me detengo porque realmente no sé qué es lo que él busca o cuáles son sus gustos, tal vez por un momento tiene la fantasía de experimentar con un hombre, porque sí se nota que el chavo también quiere, pero en variadas ocasiones lo he escuchado hablar de mujeres con sus amigos ¿ustedes creen que lo haga para que sus amigos lo acepten o no duden de sus preferencias? 
A veces se porta amable o intenta hablar, pero a veces es demasiado serio que mejor me evito la pena de que me responda de mala manera y  ni lo llego a saludar, ó a veces se me queda viendo y a veces ni siquiera voltea a verme. Por ése mismo miedo no me atrevo a sincerarme con él, y por el coraje de no saber que piensa cuando me dirige la palabra hago como si no me importara para no mostrarme muy interesado.

¡Qué gran dilema no atreverse ninguno de los dos puñetas! podrán decir, pero cuando aún no te sientes preparado para hacerlo el temor a equivocarte es grande, no somos felices, no hacemos lo que queremos, no satisfacemos esa necesidad y si lo hacemos es a escondidas, y la culpa no es nuestra, sino de la sociedad cerrada en la que vivimos, que nos ha inculcado desde niños que el amor entre parejas del mismo sexo no es aceptable y se condena.

Pasión GayQue distinto y fácil sería para nosotros los chavos GAY poder llevar una vida con libertad, sin tener que escondernos para poder amar, sin tener que callar cuando queremos hablar o sin tener que disimular cuando queremos expresar lo que sentimos y decir lo que queremos; tal vez así mi príncipe capuccino no sería tan frío, y los dos juntos nos podríamos dar calor sin temor a quemarnos. 


¿Tú qué opinas?
Comparte tu comentario, todos son bienvenidos.
Y si no saldrás del armario, ¡cierra la puerta por favor! :3


No hay comentarios.:

Publicar un comentario